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Es difícil saber cómo se construyó originalmente el Mexuar, ya que las muchas restauraciones y reconstrucciones que se han realizado hasta nuestros días nos impiden saber cómo eran sus aposentos, aquellos que no se encuentran en ruinas. Según las citas del poeta Ibn Zamrak, podríamos decir que pertenecería a los primitivos alcázares nazaríes. Tanto las reformas realizadas tras la ocupación cristiana como la explosión en 1590 de un polvorín que causó grandes destrozos, han producido grandes modificaciones en la distribución y la comunicación, por lo que es difícil saber cómo era originalmente. Realmente, lo único que queda del conjunto de aposentos, situados junto a la torre de Mohamed I, es la nave oriental, que es a lo que llamamos en la actualidad «Mexuar», que tampoco se ha mantenido a salvo de reconstrucciones cristianas, y la galería y Torre de Machuca, así llamada por haber sido vivienda de los arquitectos Pedro y Luis Machuca durante la construcción del Palacio de Carlos V.
Como ejemplo de lo indicado con anterioridad, el exterior de los muros de la sala del Mexuar han sufrido tantas modificaciones que no se sabe cómo eran originalmente. Encontramos cuatro columnas en el centro de la sala, con ménsulas de mocárabes. Sobre la cenefa de yeso existente se puede leer: «Todo lo que poseeis procede de Dios». El techo, de época cristiana, es un alfarje con decoración de lacería. La pared, en su parte alta, está decorada con yeserías, dorados y pinturas, mientras los zócalos son de alicatados de azulejos, y presentan el lema de los Alhamares, el escudo de Carlos V y las armas de los Mendozas, ya que don Iñigo López de Mendoza, Conde de Tendilla fue nombrado Alcaide por los Reyes Católicos; también podemos encontrar unos tableros con las columnas de Hércules y una orla de lazos moriscos del siglo XVI.
Al fondo de la sala encontramos una habitación que era utilizada por el monarca para reunir al consejo y dar audiencia. Cuando el rey no se encontraba en palacio era el Cadí, en la sala adjunta, el que oía a los negociantes. En su puerta, un azulejo de la pared reza: «Entra y pide. No temas de pedir justicia que hallarla has». Posteriormente, alrededor de 1632, estas salas se convirtieron en capilla cristiana, y se construyó un coro.